jueves, 27 de octubre de 2011

Juventud, divino mamporro.

No es por nada, pero yo creo que los jóvenes somos tontos, de verdad, y es que mira que hacemos chorradas ¡Dios mío! Y todo porque nos hemos dejado manipular tanto, que el que no está manipulado debería ser el listo de la película y ahora es el tonto. De verdad, ojalá vendieran en la farmacia pastillas de principios o inyecciones de valores, así todo sería menos complicado y más llevadero. Y es que estamos expuestos durante todo el día a un lavado de cerebro en el que nos pretenden meter los valores más absurdos que se han podido ver en la historia de la humanidad, y lo peor es que da resultado. ¿Y por qué a nosotros? Porque no interesa que seamos listos en esta etapa, de verdad, a todo este mundo consumista le interesa que tengamos los valores más superficiales que podamos para ellos ganar caja. ¿Acaso les interesa la fortaleza de nuestras mentes? Qué va, si cuanto más débiles seamos mejor, porque más agujeros tendremos para cubrir en nuestras vidas con necesidades innecesarias. ¿Les interesa quizás la templanza? Tampoco, pues no interesa que nos conformemos con lo que tengamos y cada vez queramos más, haciéndonos vulnerables a la hora de enfrentarnos a cualquier placer sin sentido. ¿Y la prudencia? En fin, para que responder, ya que si fuéramos prudentes no hubiéramos llegado a esta situación. Para que se me entienda, los verdaderos valores solo suponen barreras al consumo, y dado que el mundo de hoy en día gira en torno a dicho consumo, no pretendamos que se nos pueda educar fácilmente.

Últimamente me hago una pregunta, y es que hoy en día en el cine se tacha a las películas de comerciales porque no siguen los parámetros del cine antiguo que era el puro y real, no orientado a jugar con la superficialidad de la gente con tantos efectos especiales y tanta falta de mensaje. Por otro lado en la música pasa más de lo mismo, se critica hasta la saciedad la nueva música por comercial, por ser más simple que un 8 y orientarse simplemente en una buena producción para que la música atraiga desde un primer momento pero realmente sin tener ningún tipo de relleno, de sentido fuera del comercial, de sentimiento, y eso es algo de lo que los buenos músicos se dan cuenta y lo critican. Bien, pues si tanto protestamos por el cine y por la música y el que lo hace es respetado y elevado a la categoría de sabio, ¿por qué nadie critica la moral comercial? Porque si nos damos cuenta pasa lo mismo, pero hasta un nivel que nos lo hemos comido con patatas y han conseguido que nadie lo quiera ver. Lo peor es que se diga: “No, no, si es que en verdad hemos evolucionado”. Por favor, haceros un favor, iros a leer con un poco de detenimiento lo que decía un hombre llamado Jesús y después explicarme donde está ahí la mala vida, el atraso. Hemos ido para atrás, como los cangrejos, aunque instituciones como la Iglesia se empeñen en que esto no sea así.

Así están las cosas en mi opinión. No digo que seamos unos infelices, ni mucho menos, pero podríamos estar mucho mejor. Tengamos un poco de criterio, por favor. No nos convirtamos en parte del producto vendiéndonos por cualquier fin. Hagamos que la juventud vuelva a ser un tesoro y no una serie continua de batacazos acentuados por la inseguridad de la propia superficialidad. Si esta es etapa de crecer, crezcamos, porque ser adulto no lo dice el DNI, lo dices tú con tu actitud ante la vida, vida que no deberías desaprovechar entregándote a cosas tan banales, porque es un regalo, y los regalos nunca se tiran a la basura.

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