miércoles, 23 de noviembre de 2011

Yo, me, mi, la vida.

¿Quién soy? Difícil pregunta. Globalmente se me podría considerar un ser humano más que vivirá unos cuantos años y morirá cuando éstos se le escapen de las manos. Se podría decir que visto así soy uno más, pero no quiero. Me niego a ser uno más.

Bastante claro está que en los libros de historía no saldrán referencias a mí, pero eso no es lo que persigo. A veces temo si entregarme a la música es pura química y son simplemente estímulos nerviosos los que provocan placer en mi, si entregarme al amor es entregarme a los demás con la justificación interna de darme amor a mí mismo. No sé que me depara el futuro, pero quiero tener las riendas de él. Por eso me pregunto por qué. ¿Tiene realmente el mundo algún sentido?

Muchas personas caminan perdidas porque no hallan el sentido de sus vidas. Hoy en día lo veo normal porque la sociedad enfoca nuestras vidas hacia cosas sin sentido, pero me pregunto: entonces ¿cuál es el sentido de mi vida? Y la respuesta es sencilla: vivir. Vivir una vida que es mía, que me da oportunidades y me las quita, que me hace ser.

No es triste la vida, pero tampoco es plena felicidad, es simplemente lo que quiero que sea, lo que construyo cada día al levantarme. Creo que hay una fórmula de vida, y es vivir cada día como el último, pero teniendo en cuenta no hacer algo de lo que te puedas arrepentir si te encuentras que hay mañana, y he aquí donde radica la importancia de la reflexión, herramienta para saber discernir lo bueno de lo malo, para saber que camino cojer sin necesidad de haberlo cogido. Si te equivocas aprende, que no se acaba el mundo, y si por el contrario haces lo correcto, procura mantenerte constante.


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